Tales de Mileto no es solo el primer filósofo occidental, sino también un ejemplo de humanidad lúcida y curiosa. Su grandeza radica en haber visto en el agua no solo un principio físico, sino un símbolo de la unidad y la transformación constante. Su vida, tejida entre la observación del cielo, la geometría práctica, los negocios y la política, nos revela un hombre completo: sabio y práctico, soñador y calculador, profundamente humano.